PREPÁRESE PARA SERVIR AL SEÑOR

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miércoles, 20 de junio de 2007

CAPÍTULO 6: LOS DONES Y MINISTERIOS, INSTRUMENTOS PARA LA UNIDAD.

En cierta oportunidad, uno de mis hijos estuvo participando de un culto en una congregación muy tradicional. El predicador invitado mencionó en su mensaje el tema de los dones del Espíritu Santo. Él sostenía que estas manifestaciones del Espíritu habían sido dadas exclusivamente a la Iglesia primitiva debido a que estaba en sus comienzos y no había alcanzado plena madurez, pero que en estos momentos, a esta altura de la Historia, ya no se requería de los mismos, puesto que la Iglesia había alcanzado la adultez y autonomía suficiente para funcionar sin ellos. Recordé a Kant. Este filósofo alemán planteó ya, en el siglo XVIII, que el ser humano había llegado a la adultez, que ya no necesitaba de revelación divina, que era capaz de dirigir sus destinos, de accionar, que era definitivamente autónomo. Estas ideas se introdujeron en la Iglesia a través del Liberalismo teológico y del Modernismo, y han hallado eco en posturas antipentecostales, aún de grupos cristianos fundamentalistas y teológicamente ortodoxos.

Estas ideas también han generado un fenómeno, un tipo de congregación o denominación a las que yo llamaría “iglesias – huevo”. Pensemos en un huevo. Hay en él una vida potencial, latente. Dadas ciertas condiciones de temperatura adecuada, esa vida puede activarse y generar un ser vivo completo en sí mismo, con todos sus órganos y miembros en funcionamiento. Así como el huevo tiene vida potencial encerrada en un cascarón, del mismo modo hay congregaciones en las que late vida: la vida de Cristo. Son “iglesia” porque Dios habita en ella; pero esa vida de Cristo y ese Espíritu Santo dinámico y vivificador que hay en ellas no pueden manifestarse plenamente, porque ellas permanecen envueltas en un sólido cascarón de tradiciones, conceptos humanos, interpretaciones muy personales que no permiten el desarrollo y madurez de esos miembros y por lo tanto de todo el cuerpo. No tienen la capacidad para proyectarse y desarrollarse normalmente, porque ellos mismos han impedido el desarrollo normal de la Iglesia de tal forma que “teniendo ojos no ven, oídos y no oyen, manos y piernas pero no los utilizan. Por lo cual todos estos órganos y miembros están sumamente atrofiados por la falta de actividad. Están como el pollo dentro del cascarón. Necesitan del calor del Espíritu Santo, para que esa vida estalle, para que esos miembros – dones y ministerios – se desarrollen a cabalidad y cumplan con la función que les ha sido otorgada.

¿Qué diríamos de una madre que cuando su hijo llegara a la mayoría de edad, le dijera: “Bueno, hijo, ya eres adulto, ya eres autónomo, ya tienes un cerebro perfectamente desarrollado, lleno de conocimientos adquiridos por la educación que te hemos dado; ya conoces todo lo que tienes que conocer para vivir; por lo tanto, ya no te hacen falta ni los ojos, ni los oídos, ni la boca, ni las manos, ni los pies. Así que, vamos a cercenar los mismos, porque ya no te hacen falta. ¿Por dónde quieres que comencemos?” Así como encontramos esto horriblemente absurdo, del mismo modo encontramos nos sólo terriblemente absurda, sino peligrosa la postura ovoidal de las congregaciones que hemos estado describiendo.

No se puede hablar de Unidad de la Iglesia obviando estas capacidades sobrenaturales que contribuyen a fomentarla y mantenerla. Si estudiamos la Biblia con detenimiento, nos daremos cuenta que, siempre que Pablo y Pedro hablan de la unidad del Cuerpo, hacen una alusión directa a la contribución que hacen los dones y ministerios para la consolidación de este factor tan importante. (Rom. 12:4-8; 1 Cor. 12; Efe. 4:1-16; 1 Pedro 4:9-11) Por otra parte, “el ignorar” (1 Cor. 212:1) la naturaleza de estas capacidades impiden el desarrollo normal del cuerpo, contribuyen al estancamiento espiritual y puede producir afectaciones que atenten contra la madurez y la unidad. (1 Cor. 12:25).

Para entender la importancia de la contribución de la actividad de los dones del Espíritu y los ministerios dados por Cristo para fomentar la Unidad espiritual, debemos analizar su naturaleza desde la raíz. Una análisis del ministerio de nuestro Señor Jesucristo, nos permite apreciar que Él desarrolló todas sus actividades, en lo que él mismo definió como un campo de batalla: un mundo bajo el control y dominio de Satanás, donde impera el pecado, y en el que pueden observarse varias áreas de la manifestación de este último. En éstas, el Señor tuvo su radio de acción; allí Él guerreó y venció al Diablo.


JESUCRISTO:

1. domina
2. conquista
3. subyuga
4. liberta

EN EL ÁMBITO FÍSICO: La enfermedad, las fuerzas naturtales (todo está puesto bajo sus pies)
EN EL ÁMBITO HUMANO: El corazón del hombre;
EN EL ÁMBITO ESPIRITUAL: Los demonios y el mundo espiritual El Reino de Satanás.
EN EL ÁREA MORAL: El pecado
EN EL ÁREA SOCIAL: la miseria humana y oprimidos.


Estos ámbitos o áreas representan los objetivos de la acción y trabajo hacia las cuales se proyectaría la labor de la Iglesia. Si la Iglesia no tiene conciencia del trabajo a realizar y la naturaleza del enemigo que debe enfrentar; si no conoce qué armas utilizar, cuáles son las disposiciones establecidas por Dios para el ejercicio de esa labor y cuál la ejecución de esa batalla espiritual, tampoco estará en capacidad de luchar y vencer.

La Palabra de Dios nos muestra y enseña de una forma clara las estrategias que usó nuestro Señor Jesucristo para establecer Su Iglesia. Teniendo en cuenta el factor humano importantísimo en la labor del establecimiento de su reino, tres fueron los pasos que Jesús dio con sus discípulos: primero los llamó; segundo, los capacitó; tercero los envió. (Mat. 10). Antes de su ascensión, Él mismo los comisionó para “ir por todo el mundo para anunciar las buenas nuevas a toda criatura” (Marc. 16:15). Pero antes de lanzarlos a la conquista del mundo, les dijo: “Ahora voy a enviarles lo que ha prometido mi Padre; pero ustedes quédense en la ciudad hasta que sean revestidos de poder de lo alto” (Luc. 24:49). Esta promesa tuvo fiel cumplimiento en el día de Pentecostés cuando “todo fueron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en diferentes lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse”.(2:4).

A raíz del descenso del Espíritu Santo, ellos comenzaron a tener experiencias no conocidas anteriormente; comenzaron a desarrollar actividades que no había llevado a cabo hasta ese momento:

1. Hablaron en otras lenguas.
2. Profetizaron.
3. Sanaron enfermos.
4. Liberaron endemoniados.
5. Evangelizaron.
6. Enseñaron verdades desconocidas para ellos.
7. Revelaron cosas ocultas, etc.
8. Se profundizó el espíritu de servicio, comunión y
adoración.

¿Qué eran estas manifestaciones sobrenaturales que impactaban a las gentes y llamaban su atención? ¿Qué eran esas manifestaciones capaces de subyugar, vencer y destruir la acción de los demonios, las enfermedades, la muerte y hasta anular la acción del mismo Satanás? Estas manifestaciones no eran más que los DONES DEL ESPÍRITU SANTO, y LOS DIFERENTES MINISTERIOS DADOS POR CRISTO A LA IGLESIA, para ponerla en capacidad de abrirse paso en medio del paganismo, el pecado, las enfermedades y las tinieblas tendidas por Satanás sobre las mentes de los hombres.

A la luz de lo que hemos estudiado anteriormente podemos preguntar: ¿Por qué la Iglesia actual debe interesarse y ocuparse de estudiar acerca de lo que la Biblia nos enseña sobre los DONES ESPIRITUALES? La respuesta nos la da el mismo Pablo: "En cuanto a los dones espirituales, hermanos, quieron que entiendan bien este asunto”. La versión Reina Valera del 60 traduce: “Porque no quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones espirituales” (1 Cor. 12:1). La ignorancia llevó a los corintios al caos y a la confusión interna, y Pablo tuvo que enseñarles para que entendieran. Muchos grupos pentecostales han sido afectadas por el extremismos e ignorancia de sus líderes en relación con la naturaleza, manifestación, y la función de los dones (“manifestaciones espirituales”, griego “tás neumatikás”), al extremo de llevar a la congregación al caos y a la confusión también en este tiempo. Al igual que los corintios en la antigüedad, han estado o están a punto de perder la bendición de Dios, de perder el “perfume” y quedarse sólo con el “frasco” . Por esta razón, si no queremos perder lo que Dios nos da, si no queremos que se esfume la presencia del Espíritu Santo en medio nuestro, es necesario poner atención a la voz de Dios a través de Su Palabra.

Es preciso que entendamos que si la indiferencia a estas capacidades divinamente concedidas afecta la Iglesia, la ignorancia sobre su función dentro de ella también produce el caos y el rechazo.

Es bueno que nos fijemos en que Pablo nunca dijo a los corintios: “No quiero, hermanos, que sigáis practicando esas manifestaciones que os perturban y os confunden”. ¡NO! Esta es, precisamente la versión que Satanás ha inventado para reducir a la Iglesia a la impotencia, como le ha sucedido a algunos movimientos y congregaciones. Pablo dijo enfáticamente: “¡NO QUIERO QUE IGNOREN!”. La perturbación y la confusión son producidas por los hombres que ignoran, y no por la actividad del Espíritu a través de sus capacidades. Por esta razón nos proponemos, en este estudio, arrojar luz, por medio de la enseñanza, con el fin de utilizar y aprovechar al máximo la instrumentación que Dios nos ha dado para hacer su obra.
Definición de términos.
En el idioma griego se usan varias palabras que se traducen como “don” con matices que las diferencian:

1. En griego (doreiá) – don, presente, regalo, beneficio, honra, ventaja, privilegio. Proviene del verbo (doréo).- Dar en don, ofrecer, presentar, obsequiar regalo.

a. Jesús es descrito como un DON de Dios (doreau), regalo (Jn. 4:10; 2 Co. 9:15; Rom. 5:15).
b. La salvación es descrita como un DON (dorou), regalo (Ef. 2:28)
c. El Espíritu Santo es descrito como un DON (doreu), regalo (Hch. 2:38; 10:45;11:17)
d. La gracia de Dios es escrita como un don (doreu), regalo (Ef. 3:7).
e. Todas las bendiciones de Dios son presentadas como un DON (doreu) regalo (He. 6:4)

2. Gr. carisma (charisma)- gracia o don supremo, favor.

a. La salvación es descrita como un DON (caris), don supremo de Dios (Ro. 5:15)
b. Las manifestaciones sobrenaturales del Espíritu Santo son descritas como
DONES (carismas) (1 Co. 1:7; Ro. 12:6; l Co. 12:4, 29-31; 1 Ped. 4:10)
c. La continencia sexual es considerada como un DON (gracia).

3. Gr. doma (dóma): don, dádiva, regalo. “Doma” es un sustantivo derivado del verbo “dídomi” (didomi), que significa, entre otros, dar, otorgar, conceder, Ef. 4:7-11.
Hacia una definición de “don” y “ministerio” .


Los carismas o dones del Espíritu Santo.


Como resultado de lo visto anteriormente, podemos afirmar que los “carismas” son dones o regalos de gracia, concedidos por el Espíritu Santo a todos los creyentes por igual y sin distinción de personas; sin tener que ver tiempo de conversión, experiencia, grado de madurez o de conocimiento de la Palabra.

Es importante tener presente que su origen es sobrenatural. He charlado con creyentes de diferentes organizaciones sobre los dones espirituales y he quedado sorprendido de la ignorancia que hay acerca del asunto. Sobre las “lenguas” un creyente muy instruido secularmente me manifestó que en día de Pentecostés los congregados en el aposento alto tenían capacidades innatas y talentos naturales para hablar diferentes lenguajes humanas, por eso las gentes congregadas entendían lo que hababan. No creía en el carácter sobrenatural de la experiencia. Otro me manifestó que Dios le daba a ciertas personas la capacidad natural para aprender diferentes idiomas y que él conocía personas que hablaban alrededor de diez idiomas diferentes. Otro confundió la capacidad del médico producto de sus estudios científicos para sanar a los enfermos con el los dones de sanidad. Sin embargo cuando analizamos sinceramente la Palabra en los casos de derramamientos del Espíritu Santo no podemos ignorar el carácter sobrenatural de la experiencia y reconocer que en aquel momento los congregados “comenzaron a hablar en diferentes según el Espíritu les concedía expresarse” (v. 4), y aunque los todos los congregados “eran galileos”, ellos “les oían hablar en sus propias lenguas” (vs. 7-8). Es imposible negar esta evidencia, porque aunque ellos hablaron lenguas humanas, el gran milagro estaba en que, aún sin conocerlas, ellos las hablaron bajo el poder y unción del Espíritu Santo. Pablo no descarta esta posibilidad porque dice: “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas...”. (1 Cor. 13:1) y esto dentro del contexto de los dones. La misma regla se aplica a todas las capacidades concedidas por el Espíritu Santo.

Esto nos enseña dos cosas: 1º. Que los dones del Espíritu o carismas no son capacidades innatas o talentos naturales, 2º. Que tampoco son capacidades o habilidades adquiridas por medio del estudio o de la práctica. Muchas personas inconversas o convertidas tienen talentos innatos excepcionales, o llegan a desarrollar ciertas habilidades y capacidades, de origen humano o también diabólico, pero ninguna de estas cosas son dones del Espíritu Santo.


Naturaleza de los dones espirituales.


Todo lo expuesto anteriormente nos induce a definir la naturaleza de los dones.

El don es una facultad o manifestación sobrenatural del Espíritu Santo que utiliza como medio de su manifestación o instrumentos a los miembros del Cuerpo de Cristo, de acuerdo con la gracia de Dios, para beneficio y edificación del mismo Cuerpo, y para beneficiar y ayudar a otros fuera del Cuerpo con sus actividades. Como dones de gracia, estos no están limitados a una institución, ni se requiere requisitos especiales para su recepción.

Pablo habla a los romanos diciendo que son “gracias concedidas” (Rom. 12:6). Pedro, por su parte, habla de ellos de la siguiente forma: “Cada uno ponga al servicio de los demás el don que haya recibido, administrando fielmente la gracia de Dios en sus diversas formas” (1 Pedro 4:10). Esa “gracia concedida”, ese “don recibido”, es una capacidad impartida por el Espíritu Santo para edificación del Cuerpo (1Co. 12:11).

La recepción de los dones espirituales (charismas).

Después de hacer analizado la Palabra por mucho tiempo y haber madurado esta opinión, pienso:

a.Que a la Iglesia, Como Cuerpo, le son inherentes los dones; están dentro de ella, ella los posee. Esta posee al Espíritu y el Espíritu a los dones. De igual forma que al cuerpo humano le son inherentes sus miembros: ojos, oídos, boca, manos, pies, etc., etc., Así también la Iglesia como Cuerpo espiritual (1 Cor. 12).

b. Los dones están representados en cada miembro del cuerpo humano. Los miembros del cuerpo somos nosotros, y somos nosotros también los que representamos los dones espirituales. Desde el momento en que el Espíritu Santo nos bautiza dentro del Cuerpo, (1 Cor. 12:13) nos convierte en miembros dones o portadores de dones. Pablo identifica los dones con los miembros del Cuerpo: si no hay miembros no hay Cuerpo, si no hay miembros no hay dones.

La pregunta que surge aquí es: ¿qué papel juega el Bautismo del Espíritu Santo en la actividad y manifestación de los dones?. El Bautismo en el Espíritu Santo es sumamente necesario para poner en actividad los dones. Cuando recibimos el poder del Espíritu Santo, se activan los dones miembros del cuerpo y partes de éste. El Espíritu Santo potencializa todas esas capacidades del Cuerpo y los pone a funcionar debidamente. Mientras esto no sucede, el miembro del cuerpo no funciona a “full”, su actividad es mediocre, su capacidad limitada, su trabajo demorado.


Ejemplo: Un automóvil está construido para funcionar. Es un equipo integral cuyas partes o piezas funcionan simultáneamente para echar a andar. Pero necesita el combustible para que pueda realizar su función. Sin combustible usted puede empujar el auto y lo hace rodar, puede buscar ayuda de otros y el trabajo lo hace mas aliviado, pero el esfuerzo humano no es suficiente para que el auto funcione a full. Es necesario el combustible. De igual forma, la Iglesia es completa en sí misma pero esfuerzo humano no basta para que funcione como Iglesia. La sabiduría humana es insuficiente, los recursos humanos ayudan pero no son, del todo, eficaces, porque no es “con ejército ni con fuerza, sino con mi Espíritu, dice Jehová”.

Como el niño que nace, que, aunque está dotado de todos los miembros para su desarrollo y crecimiento, sin embargo el uso de sus miembros es sumamente limitado. Este necesita fuerza y capacidad la que obtendrá posteriormente. Así pasa con la Iglesia. Todos hemos nacido de nuevo, todos fuimos bautizados dentro del Cuerpo por el mismo Espíritu, todos tuvimos o tenemos un lugar determinado dentro del cuerpo, somos comparados con sus miembros y estos miembros son identificados con los dones del Espíritu, pero para el ejercicio cabal, completo y eficiente de estos dones, es necesario que el Espíritu Santo venga con poder sobre cada miembro, llenándolos con vitalidad espiritual, con poder Pentecostal. A esta experiencia post salvación es a lo que la Biblia le llama bautismo del Espíritu Santo. Como Pentecostales creemos que la evidencia inicial del Bautismo en el Espíritu es “el hablar en otras lenguas como el espíritu da que hable” (Hech. 2:4; Hech. 10:44-46;19:1-5).


Como el niño que nace, que, aunque está dotado de todos los miembros para su desarrollo y crecimiento, sin embargo el uso de sus miembros es sumamente limitado. Este necesita fuerza y capacidad la que obtendrá posteriormente. Así pasa con la Iglesia. Todos hemos nacido de nuevo, todos fuimos bautizados dentro del Cuerpo por el mismo Espíritu, todos tuvimos o tenemos un lugar determinado dentro del cuerpo, somos comparados con sus miembros y estos miembros son identificados con los dones del Espíritu, pero para el ejercicio cabal, completo y eficiente de estos dones, es necesario que el Espíritu Santo venga con poder sobre cada miembro, llenándolos con vitalidad espiritual, con poder Pentecostal. A esta experiencia post salvación es a lo que la Biblia le llama bautismo del Espíritu Santo.

El Bautismo del Espíritu Santo (Lucas 3:16) es dado, especial y primordialmente para dar testimonio del Evangelio: “Recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo y me seréis testigos.... hasta lo último de la tierra” (Hech. 1:8). Este poder cumplió doble función:

1o. Activó los dones en aquellos que lo experimentaron.

2o. Constriñó a la Iglesia a dar testimonio acompañado “con las señales que les siguieron” (Marcos 16:15-18 comp. (Vea: Efesios 3:7: 1:19; 1Ped. 4:11). Son muchos los pasajes donde la Biblia relaciona la manifestación de los dones como producto del poder del Espíritu haciéndolos operar ((Marc. 5:30; Luc. 5:17; 6:19; Hech. 4:33; 6:8; Hech. 10:38; Rom. 15:17-19). Los dones sin poder es pretender sin lograr, el poder sin el accionar de los dones es ilusión que se torna en desilusión.


Los "domas" o dones ministeriales.


La naturaleza de los “domas”
.


Cuando hablamos de “domas”, nos referimos simultáneamente a dos aspectos inseparables:

1º. A las personas que reciben ciertas capacidades ministeriales especiales (los ministros, los “dones - personas” como algunos los llaman).
2º. A las capacidades recibidas por esas personas (los ministerios en sí).

En el primero de los casos, los “domas” como personas, son los regalos de la gracia de Dios a la Iglesia. Son dados en regalo, obsequiados, ofrecidos por Jesucristo a la Iglesia Universal, para su edificación, en virtud de la autoridad que Él obtuvo luego de su resurrección, ascensión y entronización en Gloria (vv. 8 - 10).

La idea exacta de lo que queremos decir se encuentra plasmada en la construcción sintáctica empleada en el versículo 11. Lacueva traduce directamente del griego:
“Y él dio unos, apóstoles; otros, profetas; otros, evangelistas; y otros, pastores y maestros”.

Los vocablos “apóstoles”, “profetas”, “evangelistas”, “pastores” y “maestros” están en acusativo, o sea, ejercen función de objeto directo. En otras palabras, lo que el versículo está diciendo no es que Cristo dio o regaló un apostolado, o un pastorado, a determinadas personas; sino que él dio apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros, como regalo a la Iglesia.

Esta idea se refuerza con Números 8:19, donde Dios habla: “Yo he dado en don a los levitas, a Aarón y a sus hijos, de entre los hijos de Israel, para que ejerzan el ministerio de los hijos de Israel en el tabernáculo de reunión y reconcilien a los hijos de Israel...”

El segundo de los casos, o sea, el que se refiere al “doma” como la capacidad dada a la persona, será analizado con más amplitud cuando nos refiramos a los dones ministeriales de Efesios 4.
Una definición de “doma” o don ministerial.


Un ministerio, don ministerial o “doma” es una capacitación o dotación otorgada por Cristo a un miembro del Cuerpo, el cual es constituido o colocado para realizar una labor que edifica a la Iglesia, no sólo en el ámbito local, sino en el ámbito universal, con el propósito de alcanzar al mundo perdido.


El ejercicio de los “doma”: sus requisitos.

En el marco del análisis de la actividad de los “doma” es necesario tener en cuenta dos factores importantes: los requisitos para su ejercicio, y el grado de autoridad de los mismos.

El ejercicio neotestamentario de los “doma” requería de ciertas cualidades, entre las cuales se encontraban: el tiempo, la madurez, la preparación y el reconocimiento de la iglesia. A los neófitos, aún cuando tuviesen un llamado y en ellos operasen los carismas, no les era permitido, dentro de la iglesia, ejercer las actividades inherentes a los “domas”.


Es bueno que aclaremos en este punto que el grado de autoridad de cada “ministerio constituido” por Cristo es el mismo. Pablo no dio preferencia en relación de autoridad a ningún ministerio sobre otro. La autoridad de cada ministerio está encuadrado en su área de acción y en relación al carácter de su ministerio. Fuera de esto incursiona e interfiere arbitrariamente en el terreno de otro; Pablo puso énfasis en el propósito común de todos ellos: “Edificar el cuerpo y perfeccionar a los santos para la obra del ministerio...”.

¿Qué pruebas tenemos en la Biblia para afirmar esto?

a) Pablo fue constituido o hecho predicador y apóstol. (1 Tim. 2:7: “fui puesto” -eteqhn - del verbo tiqemi (tithemi): poner, colocar; asignar; instituir).

b) Los obispos o “epískopos” eran constituidos sobre las bases de ciertos requisitos que implicaban tiempo y madurez para su ejercicio. A un neófito no le era permitido ejercer este tipo de ministerio o servicio. Tito 1:5: “ ... y constituyeses en cada ciudad ancianos (prebiteros). - Constituir: katastasis - del verbo "kathistemi"- poner, colocar; establecer como jefe, (etc.) Un sustantivo abstracto derivado del mismo es katastasi (katástasis) - instalación, institución, establecimiento; presentación de los embajadores en la asamblea del pueblo, etc. (1 Tim. 3:1-7)

c) Los diáconos fueron cargos constituidos (katastesomen) – derivado de "kathistemi" y tenían que ser sometidos a prueba primero y reunir una serie de requisitos para poder ejercer. (1 Tim 3: 8-13).

d) Los ancianos (presbíteros), para ejercer su ministerio, tenían que tener una trayectoria, honor y haberse ganado un grado de dignidad, honor, reconocimiento, fidelidad e idoneidad en la Iglesia. (1 Tim. 5:17-18).

e) El establecimiento de los ancianos tenía su reglamento con requisitos que llenar (Tito 1:5-9) para poder ejercer su ministerio.

f) El caso de Pablo es un ejemplo tipo de “dómata constituido” (katados)
Pablo no se hizo a sí mismo ministro, él “fue hecho” (1 Tim. 2:7:Efe. 3:7) fue un proceso, (Gá. 1:18 y 2:1; 2 Co. 3:4-6).

El grado de autoridad de los “doma”.


Para entender las relaciones autoritativas entre los “domas”, es necesario definir los siguientes términos: autoridad apostólica, autoridad oficial y autoridad funcional.

Por autoridad apostólica entendemos, en primer lugar, el ejercicio conjunto de la autoridad de los pastores y ministerios que están unidos en una confraternidad formal y reconocida dentro de un área previamente delimitada (campo o ciudad); y, en segundo lugar, la autoridad que descansa sobre los líderes de cada denominación organizada, bajo los cuales están sujetos todos los otros ministerios y capacidades especiales propios de estos.

Al grupo de ministerios mencionados en el primer caso, solemos llamarlo aquí en Argentina “Consejos Pastorales”. Éstos se reúnen periódicamente para orar, trabajar y proyectar juntos actividades de interés general, sin afectar, por esto, su identidad y gobierno denominacional al cual están sujetos, sin menoscabar la autoridad ministerial de cada uno de sus integrantes y sin limitar las actividades de las Iglesias Locales.

Los “Consejos Pastorales” interdenominacionales han surgido como producto del trabajo del Espíritu de Dios dentro del cuerpo pastoral de diferentes ciudades, al producir un sentir unánime de unidad espiritual entre los integrantes del mismo Ellos hacen provisión para la comunión entre los hermanos y para producir un buen testimonio en la comunidad. Son el filtro por el cual pasan ministerios foráneos y se constituyen en “puerta” por la cual han de entrar estos. En las ciudades y localidades, los Consejos Pastorales que funcionan bien son salvaguardas del rebaño contra los “leones”, “lobos”, “ladrones y salteadores”, “asalariados” y “extraños”. Valga aclarar que esta actitud se asume cuando algún ministerio especial es invitado a través del Consejo de pastores y es de interés general y afecta a cada congregación local.

La experiencia nos ha enseñado acerca de la importancia que tienen los consejos pastorales en el quehacer general de la Iglesia de cada lugar. Muy especialmente como promotores, fomentadores y mantenedores de la unidad espiritual del Cuerpo de Cristo.

Por autoridad oficial, entendemos la autoridad intrínseca de cada doma o ministerio (llamados por algunos “ministerios oficiales”), o sea, aquella que les fue otorgada en el momento de su constitución. En este sentido, los cinco – mencionados en Efesios 4:11 -, están en el mismo nivel o rango, o sea, tienen el mismo grado de autoridad oficial. Ninguno es superior al otro. Cada cual cumple un papel preponderantemente importante y ejerce su autoridad en áreas bien delimitadas. Por ejemplo, el maestro es una autoridad en su campo de acción, así como el evangelista lo es en el suyo. En la ministración conjunta o simultánea de estos no hay razón de producir conflictos ni menoscabo de alguno de ellos, o la exaltación de uno en detrimento de los demás.

La autoridad funcional se entiende como el reconocimiento de un ministerio oficial colocado en posición ya sea de eminencia o de subordinación en un área de acción determinada.

La autoridad funcional es vertical pues se da en diferentes grados de posición de autoridad. Al mismo tiempo, es bidireccional, puesto que un ministerio oficial debe estar siempre sujeto a una autoridad espiritual, y puede estar temporalmente sujeto a otra autoridad oficial que tenga un ministerio similar o diferente; pero, al mismo tiempo, puede estar también sobre otros ministerios puestos bajo su cuidado y dirección.

En otras palabras, un ministerio oficial siempre está colocado (o, al menos, debería estarlo) en posición subordinada bajo una autoridad espiritual superior. Pero también, cuando una autoridad oficial se coloca bajo el área de autoridad de otro ministerio oficial, y asume un estado de sujeción producto de su trabajo bajo el área de autoridad ajena, se convierte en autoridad funcional, ya que su autoridad está restringida a la actividad específica que realiza bajo el ministerio del otro. Cuando termina su trabajo, retoma su autoridad oficial.

Algunos ejemplos pueden ilustrar este principio:

Traigamos a la mente un ministerio reconocido: el equipo evangelístico “Mensaje de Salvación”, de nuestro querido hermano Carlos Anacondia. Él es un evangelista que, en su área de autoridad, está colocado funcionalmente en dos sentidos: hacia arriba, porque él está sujeto a una autoridad superior de tipo apostólico, representada por la organización a la cual pertenece; hacia abajo, pues él ha sido colocado en una posición de eminencia sobre los ministerios que están funcionando bajo su cobertura.

El segundo ejemplo lo encontramos en un Instituto Bíblico, donde maestros de la Palabra están colocados funcionalmente bajo la autoridad de directivos que comparten el mismo ministerio oficial, pero que, funcionalmente, están en posición de eminencia. Pero ellos, a la vez están sujetos funcionalmente a los líderes de la Organización a la cual pertenecen.

Finalmente, pensemos en una iglesia donde hay un pastor principal y pastores asociados, que ejercen ministerios en diferentes áreas del quehacer de la Iglesia. Estos pastores asociados están colocados funcionalmente bajo la autoridad de ese pastor principal.

El ministerio pastoral es el ministerio de gobierno más importante y preponderante dentro de la Iglesia Local (Zac. 13:7; 1 Pedro 5:2; Juan 10). Al pastor se le impone la responsabilidad y la carga de dirigir su grey hacia los fines estipulados por Dios. Los demás dones y ministerios locales están sujetos al gobierno pastoral. (Heb. 13:7; 1 Tim. 3:5; Tito 1:7; 1 Pedro 5:2). Siempre que se ha subvertido el orden y se ha hecho lo contrario, se ha producido el caos y la confusión dentro de la Iglesia. El ministerio pastoral está sujeto a la autoridad espiritual constituida por los dirigentes de su organización y puede constituirse en parte de la autoridad de los consejos pastorales, en su localidad. Los demás ministerios, dones y capacidades ejercidos dentro de la Iglesia Local están en una posición de sujeción al gobierno pastoral, aún aquellos ministerios oficiales que temporalmente se desarrollan bajo su cobertura. Por ejemplo: el evangelista que viene a dar una campaña en la Iglesia Local.

Para concluir este aspecto, quiero recalcar en la necesidad de la Iglesia en entender la importancia que tiene toda esta gama de capacidades para su desarrollo y madurez; la necesidad e importancia que tiene su aplicación práctica dentro del Cuerpo para un funcionamiento eficaz y la necesidad de la inclusión de cada uno y sin exclusión de ninguna de estas capacidades para su perfección logrando, de esta manera la aspiración máxima de Jesucristo: SU UNIDAD


Diferencia entre los dones del Espíritu Santo, los ministerios y el fruto del Espíritu.

Para que entendamos la diferencia entre los dones del Espíritu, los ministerios y el fruto del espíritu, veamos la siguiente tabla:


MANIFESTACIÓN: Dones del Espíritu
FUENTE: El Espíritu Santo
PROPÓSITO: Para provecho, edificación y ayuda.
CÓMO SE PRODUCE: Instantáneamente

MANIFESTACION: Ministerio o Doma
FUENTE: Jesucristo
PROPÓSITO: Perfeccionar, edificacar, madurar, hacer crecer a la Iglesia
CÓMO SE PRODUCE: Es un proceeso: Llamamiento, formación, experiencia, reconocimiento.

MANIFESTACIÓN: Fruto del Espíritu
FUENTE: El Espíriutu Santo
PROPÓSITO: Madurez y santidad.
CÓMO SE PRODUCE: Progresivamente, ejercitación por medio de las pruebas.

“PARA QUE CRISTO SEA EN TODO GLORIFICADO” 1 Pedro 4:4
La Iglesia Local como depositaria de los dones y ministerios.
La Iglesia local es la madre de los dones y ministerios. El Espíritu Santo los “engendra” dentro de ella. Es en el seno de esta estructura local, donde Dios comienza a manifestarse con especialidad para edificar a Su pueblo, y para que éste pueda lanzarse a la conquista del reino de las tinieblas.

Proceso.- Inmediatamente que la persona se convierte al Evangelio, Dios lo convierte en un hijo de Él y el Espíritu Santo lo introduce o bautiza (sumerge) dentro del Cuerpo: La Iglesia (1 Cor. 12:13).

Dios hace una distribución de los miembros del Cuerpo, de acuerdo a su voluntad, y los coloca en un lugar determinado, y para una función determinada. Toda esta dinámica está reflejada en los siguientes actos soberanos de Dios:

1. El Espíritu Santo reparte como Él quiere (12:11)
2. Dios ordena el cuerpo (12:34)
3. Dios pone los ministerios dentro del Cuerpo. (12:28)
4. Dios capacita a cada miembro para realizar su trabajo. (Efe. 4:16)
5. El Espíritu Santo vitaliza todo el Cuerpo, y pone a funcionar toda esta estructura espiritual, de una forma ordenada y acoplada.

El no haber entendido el papel que juega la Iglesia Local en la formación de sus capacidades espirituales es lo que ha traído por consecuencia la mala interpretación y aplicación de los mismos. Por regla general cuando leemos libros que tratan de explicar la naturaleza de los dones, comienzan con el mismo don, descontextualizándolo de lugar de su origen. Es imposible hacerse un concepto real de estas capacidades si no comenzamos por entender la naturaleza de la Iglesia, pues es ella la progenitora, sustentadora, y lugar apropiado para su manifestación y desarrollo.

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Luz y Verdad es un ministerio transdenominacional de enseñanza bíblica y teológica, dirigido particularmente a las iglesias locales, con el objetivo de edificar a sus miembros y preparar a sus líderes.

El ministerio fue fundado a fines de la década del 90, por el pastor y misionero cubano Luis Enrique Llanes Serantes, misionero de las Asambleas de Dios de Cuba y ministro de la Unión de las Asambleas de Dios en Argentina. Durante largos años, el pastor Llanes llevó las conferencias y seminarios Luz y Verdad a decenas de iglesias, en Argentina, particularmente en la región patagónica. Su partida a la presencia del Señor, el 7 de marzo de 2015, no ha sido impedimento para que el ministerio continúe en la actualidad, de manera más amplia, por el trabajo de sus hijos, que son los continuadores de esta obra,

Además de las conferencias, talleres y seminarios, el Ministerio Internacional Luz y Verdad cuenta con un sistema de estudios bíblicos, teológicos y ministeriales, que incluye: el Plan Alfa de Discipulado Básico, y el Instituto de Formación Ministerial Integral "Luz y Verdad", que cuenta con niveles ministerial: Básico, Intermedio y Avanzado, y con un programa de Bachillerato en tres niveles, y el curso Alfa para nuevos convertidos. Los materiales de estudio usados.

Luz y Verdad cuenta además con presencia en Internet, a través de una red de blogs, en los que aparecen escritos y recursos de edificación para los creyentes en general, y los líderes cristianos en particular.

El trabajo de edición corre a cargo de la hermana Alba Lys Llanes Labrada, hija del pastor Llanes, actual directora del ministerio, y del Instituto. La hermana Alba también aporta al ministerio, con sus escritos, sus conferencias, talleres y seminarios, así como con sus publicaciones personales por Internet.

Luz y Verdad mantiene la postura doctrinal propia de las Asambleas de Dios, en lo que atañe a los conceptos doctrinales fundamentales.

Usted puede comunicarse con la Lic. Alba Lys Llanes Labrada a: alballanes1964@gmail.com




El Ministerio Internacional Luz y Verdad y su servicio de publicaciones EDICI, están configurando una red de recursos propios que pone a disposición de los ministros y de los hermanos, con el propósito de edificarlos en las diferentes áreas del quehacer cristiano.

Se trata de la Red de Blogs Luz y Verdad. En ellos, usted encontrará estudios de carácter doctrinal, bíblico y ministerial, artículos sobre historia de la Iglesia, actualidad eclesial y secular, orientaciones didácticas y pedagógicas, y mucho más.

Los autores de los diferentes escritos que aparecen en esta red son el pastor Luis E. Llanes y su hija Alba Llanes. De igual manera, estamos adicionando enlaces de acceso a otros sitios de Internet que ofrecen eficaces recursos cristianos y ministeriales.


¿Qué es EDICI?

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¿QUÉ ES EDICI?

EDICIONES CRISTIANAS INDEPENDIENTES es el servicio de publicación y edición del Ministerio Internacional Luz y Verdad, dirigido a ministerios cristianos e iglesias locales.


El propósito: ofrecer colaboración y ayuda eficaz, seria y responsable, en materia de redacción y edición de material cristiano, ya sea páginas de Internet, revistas, periódicos, boletines, libros, etc., garantizando una excelente presentación en materia gramatical y estilística.

¿QUÉ SERVICIOS OFRECE EDICI?

REDACCIÓN:
Escritura y reescritura de diferentes tipos de textos para revistas, periódicos, libros, websites, proyectos editoriales, etc. Preparación de ayudas visuales, diagramas, presentaciones de Power Point, etc.

EDICIÓN:
Transcripción y entrada de datos. Lectura crítica de manuscritos y evaluación de contenidos. Corrección gramatical y estilística de los escritos.

INVESTIGACIÓN:
Investigación bibliográfica para proyectos editoriales, preparación de monografías, manuales didácticos, cursos bíblicos, etc.

EDICI se encarga de la gradual edición de la Red de Blogs Luz y Verdad,

PARA MAYOR INFORMACIÓN:
alballanes1964@gmail.com